De pronto es que me sentí enamorado, llevaba saliendo unos cuantos días con una mujer un poco mayor que yo, me había llegado como enviada por alguien, pues en medio de mis desesperación de recien separado de mi familia, llego el día de mi cumpleaños y ella basada en una costumbre que ignoraba completamente canto la canción de cumpleaños típica de su país de origen, luego el cumpleaños feliz (sapoverde tuyu) típico del mio, Colombia, quedé como prendao y como les comenté en medio de mi tristeza me agradó su gesto, a partir de esa noche empezamos a salir, nos empatamos, dirían por acá.
No paso mucho tiempo para que lograra convencerme de que lo mejor era salir del país, del lugar donde me encontraba, del mierdero que es mi país de origen, del mierdero en el que se había convertido mi vida después de decidirme irme a vivir solo, sin mi familia; la novedad no era vivir solo, lo que si era nuevo para mi era el hecho de separarme de mi mujer e hijo, eso si lograba perturbar mi existencia, más novedoso aún era el hecho de tomar la decisión de partir, dejar trabajo, familia, cama, ropa, amigos, todo, todo y emprender camino con un par de maletas en las que llevaba un poco de ropa.
Ese evento, es decir la determinación de partir, me convertía pues en ese momento en uno más de los miles que a diario salen de sus países de origen a buscar un mejor futuro para si y los suyos, en un inmigrante más, otro de aquellos que sueñan con lograr progreso lejos de la situación que ya conoce y que le hastía.
Bueno pues una mujer, de la cual me enamore, influyo en que tomara la resolución de exiliarme voluntariamente; esta sitación lleva ya algo más de tres años. Tres años de ausencia allá y presencia acá... eso es lo que he de hacer valer: mi presencia acá, al otro lado. Esa es la intención de este blog.
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